quinta-feira, 11 de julho de 2024

Más allá del Instinto - Capítulo 1


 

Capítulo 1

 

Martín dijo a Nancy que le daría solamente cinco minutos para ducharse y vestirse, y que si dentro de ese tiempo ella no estuviera al cien por ciento arreglada, que él se iría solo a ver a su hermana y cuñado, que según ellos, se irían a un bar a picar algo.

Era imposible que Nancy estuviera arreglada en tan solo cinco minutos, ya que estuvo todo el día en el huerto de Martín con un hacha en las manos quitando todo el matorral que se acumulaba, por ese motivo estaba muy sudada, despeinada y necesitaba más que cinco minutos para lavarse bien el pelo y hacer todos los preparativos que le conviene a una mujer para salir de casa en perfectas condiciones.

Aún estaba duchándose cuando escuchó un fuerte porrazo de la puerta cerrando, fue cuando percibió que él de verdad no estaba de broma, y se había marchado sin el mínimo de respeto o consideración por su esposa, según las amigas españolas de Nancy, Martín ya "pasaba olímpicamente" de Nancy, que le daba absolutamente igual sus sentimientos, que importante era que Nancy fuera un objeto sexual, disponible a cualquier hora que él la deseara.

A ninguna mujer se le da bien ser machacada al extremo y fingir que está todo en perfecta harmonía y luego entregarse como si no hubiera pasado nada. Ella lo sabía, tenía claro sus valores familiares y su educación no era para ser sumisa al extremo, sino hacer los deberes de casa como una esposa normal, no como un objecto sin valor. 

Salió del baño con los ojos hinchados de tanto llorar, no creía en todo lo que le estaba sucediendo, su cuento de hadas nada más era que un completo infierno, una realidad que jamás pensó vivirla. Aquel hombre que ella había conocido en Brasil sabía a vino de calidad, y hoy más parecía un vaso de de alcohol etílico puro, imposible de tragar!

Nancy se quedó en el balcón de su piso por muchas y muchas horas, miraba al cielo, a las calles, a la gente que pasaba, y pedía a Dios una respuesta clara, o que alguien le dijera claramente que tenía que hacer y como debería hacerlo para salir de aquella pesadilla. Se quedó allí esperando a que él volviera a casa, pues ya no conseguía creer que se había ido con su hermana a ninguna parte, ya olía a traición, sino, ¿por que no la esperó terminar la ducha? Fue cuando de repente, vio a Martín llegando de coche con su hermana ya muy tarde de la noche, venían de tomar copas juntos. De echo, escuchó a los dos hablando mal de ella y riéndose como si no hubiera nadie más en el mundo que pudiera escuchar a los dos. Nancy a cada vez más se daba cuenta que Martín no era el príncipe encantado que había conocido. O él había cambiado o siempre había sido así, pero usando una muy buena máscara para ocultar su carácter, borde, obsesivo y  destructivo y eso era lo más probable.

Martín ya no quería llevar a Nancy a ningún sitio, tampoco presentarla a la gente. La tenía prohibida de decir a quienquiera que fuera que estaban casados, todo tenía que estar en el más profundo y perfecto secreto. Ni siquiera sus amigos que estuvieran en Brasil podían saberlo, a demás, su familia tampoco. ¿Pero Nancy se preguntaba, por qué nadie podría saberlo? Estaban felizmente casados, enamorados, haciendo el amor absolutamente todos los días, algunas veces hasta cinco veces al día, como dos ninfomaníacos. ¿Pero qué pasó con las promesas de fidelidad, respeto, en la salud o enfermedad y de amor eterno?

La hermana de Martín, Alba García, era psicóloga y muy creída que era la mejor persona del mundo, la mejor esposa, la mejor hermana, la mejor hija y, de echo, la mejor de todo en lo que hacía, se portaba como una lady delante de la gente. Todos la miraban con esplendor y respeto, tamaña similitud tenía con su hermano en ese aspecto, pues todos también los consideraban iguales, graciosos y buenos amigos de los demás.

A principio, Alba envió varios regalos a Nancy en Brasil, desde bolsas, pulseras, cremas hidratantes, todo eso como un símbolo de  bienvenida a la familia García, junto  a estos regalos había una carta que hablaba que esa no era la mejor familia del mundo, también decía que tenían muchos defectos como cualquier otra, pero que allí Nancy tendría todo el apoyo y amor del mundo, desde que hiciera a su hermanito pequeño feliz. 

La carta de su cuñada ya contenían mensajes ocultas que Nancy tampoco se había percatado, como "o hacía a su hermano feliz o ese amor y el apoyo incondicional ya no existirían". ¿Cómo no había percibido en ese momento que toda la familia eran de narcisistas, y trabajaban en conjunto como una manada para hacer a los demás sufrir en caso que la cosa no funcionara como a ellos les gustarían? 

El universo siempre estaba enviando señales a Nancy, de lo que vendría en el futuro, pero Nancy estaba tan enamorada, tan ilusionada con su príncipe encantado, que pasó por encima de su instinto, de sus valores como ser humano, de la realidad que muchos lo sufren, pero que solo descubren lo que es la verdadera realidad cuando sienten en la piel el amargor del día a día de tantas frustraciones.

Al entrar en casa, Martín se fue a su habitación, se tumbó y se durmió tranquilamente, como si no existiera nadie más en la casa. Su fuerte rechazo hacía su esposa era tremendo, y los daños que la estaban causando ya eran demasiados y por supuesto que eran irreparables, un camino sin vuelta.

Las ropas de Nancy eran guardadas en un armario en la habitación de huéspedes y aprovechando que estaban allí, Nancy se puso a arreglar sus maletas, pieza por pieza, con el intento de que no se quedara nada allí en el piso de Martín, todo eso guardados en dos maletas de treinta y dos kilos, por lo cual se podían guardar casi todas para llevarse de vuelta a Brasil todo lo que había traído a España en la primera oportunidad que tuviera, aunque su corazón decía que se estaba precipitando, que Martín quizás cambiaría. Un suave engaño por parte de Nancy haber pensado así, para no decir claramente que fue un tremendo error. Cuantas cosas podrían haber sido evitadas si hubiera escuchado a su instinto interior.

Al amanecer, Martín buscó a Nancy en su cama para forzarla a hacer el sexo matinal al que él estaba acostumbrado, pero percibió que Nancy no había dormido en la habitación del matrimonio, sino en la de huésped. Se acercó a ver si la pillaba y la forzara a hacer el sexo, y fue cuando se dio cuenta que tenía sus maletas de pie, debidamente lista para fugarse, al que este no pensó dos veces, se vistió rápidamente, salió sin desayunar y cerró la puerta de manera silenciosa.

Nancy no había cerrado los ojos toda la noche, había llorado horas tras horas. Se sentía frustrada, decepcionada. Esperaba a que él se acercara y le pidiera perdón o alguna disculpa, por más sencilla que fuera, pero eso no pasó, sintió aun mas fuerte su rechazo hacía a ella.

Esperó escuchar la puerta cerrando para levantarse. Sabía que él tenía que salir a trabajar y se hacía tarde, pero el tiempo pasada y ella no escuchaba ningún ruido. Entonces decidió levantarse, desayunar y quizás enfrentar la fiera de frente en caso que estuviera allí esperando a por ella. Al bajar a la cocina, vio que Martín se había ido, sin siquiera desayunar, pues no había ninguna vaso, ni vajilla ni nada para lavar, cosa que era muy rara pasar, fue cuando se acercó al salón y vio que él se había llevado a sus llaves y cerrado la puerta por fuera, dejándola sin poder salir de casa en caso de alguna necesidad.

Martín solía salir a trabajar a las siete de la mañana y volver a casa a media noche, como se quedaría Nancy tanto tiempo allí? ¿Y si hubiera un accidente? ¿Y si se enfermara? ¿Cómo iba a salir de allí? Todas las ventanas tenían rejas y era imposible saltar.

Nancy tuvo una crisis de tristeza, mezclado a una gran ansiedad y sentimiento de humillaciones, el miedo la consumía y la frustración la encerraba en sus peores pensamientos. Sintió que perdió el control de su vida y empezó a golpearse a si misma una y otra vez, quería perder la vida, quería salir de esa relación de abusos extremos y no tenía fuerzas, tampoco sabía claramente cómo hacerlo. Estaba segura que ya tenía razones suficientes para partir y no mirar hacia atrás, pero es aquí donde empieza su historia...

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